Oralia Cervantes
Guasave | Sinaloa | Playa La Ensenadita fue escenario este domingo de un emotivo encuentro entre familias, ciencia y naturaleza. A las 4 de la tarde, decenas de personas, niños, padres y abuelos por igual, se reunieron para ser testigos de la liberación de cuatro tortugas marinas que regresaron a su hábitat natural tras un proceso de rehabilitación.
Las tortugas, todas de especie negra, son de recaptura, es decir, fueron pescadas accidentalmente y posteriormente atendidas por el equipo del CIIDIR (Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional). Una de ellas, de hecho, es un ejemplar híbrido con carey, lo que la hace aún más especial.
Cada tortuga fue marcada y lleva un nombre, en un esfuerzo por dar seguimiento científico y generar conciencia sobre la importancia de su conservación.
Previo a la liberación, el Dr. Alan Alfredo Zavala, encargado de la actividad, ofreció una charla breve pero contundente: “Las tortugas no distinguen entre comida y basura. Hemos encontrado plásticos y otros residuos en sus cuerpos, lo que demuestra el daño que la contaminación genera en la fauna marina”.
Además, Zavala hizo énfasis en la importancia de no consumir carne de tortuga: “Es dañina para la salud y representa una amenaza directa a una especie que ya enfrenta múltiples riesgos”.
El mensaje fue claro: proteger a las tortugas también es tarea de todos, desde evitar tirar basura en la playa hasta compartir el conocimiento en casa.
Las familias, emocionadas, acompañaron con aplausos y sonrisas el lento pero decidido regreso de las tortugas al mar. Un gesto que no solo simboliza la esperanza de una segunda oportunidad para estos animales, sino también el compromiso de una comunidad que quiere ver sus playas limpias y llenas de vida.
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