Navolato | Sinaloa | Un complejo clandestino compuesto por seis laboratorios de fabricación de drogas sintéticas fue localizado por elementos de la Marina Armada de México entre manglares de difícil acceso, en los límites de los municipios de Navolato, Angostura y Mocorito, en una zona conocida como el “Triángulo del Terror”. El hallazgo, considerado de alto impacto a nivel nacional, expone nuevamente la capacidad operativa y logística del crimen organizado en Sinaloa, uno de los principales estados productores de sustancias sintéticas del país.
El sitio, oculto bajo una espesa cobertura vegetal que impedía su detección aérea, habría operado durante largo tiempo sin ser detectado. Se trataba de un megalaboratorio con infraestructura rústica pero con capacidades industriales, preparado para el procesamiento masivo de precursores químicos. El acceso era posible mediante un camino de terracería de siete kilómetros, acondicionado con piedra para soportar el tránsito de vehículos pesados incluso en temporada de lluvias. En el lugar también se observó una rampa improvisada, presuntamente utilizada para la carga y descarga directa desde tráileres, lo que indica una operación estructurada y sostenida.

Durante el operativo se aseguraron grandes cantidades de insumos químicos, contenedores, artefactos artesanales utilizados para el procesamiento y, además, artefactos explosivos, los cuales fueron destruidos en el sitio por personal especializado. Hasta el momento, las autoridades federales no han revelado el total de sustancias y materiales asegurados, ya que los trabajos de conteo continúan. La Fiscalía General de la República abrió una carpeta de investigación y mantiene bajo reserva los avances del caso.
Este descubrimiento se da en un contexto de creciente preocupación internacional por la producción y tráfico de drogas sintéticas en México, particularmente de fentanilo, metanfetamina y otras sustancias que se fabrican en laboratorios ocultos como el que fue desmantelado en esta ocasión. Sinaloa, junto a estados como Sonora, Durango y Michoacán, figura como una de las entidades clave en estas redes de producción, donde organizaciones criminales han desarrollado métodos cada vez más sofisticados para operar fuera del radar de las autoridades.
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