En la comunidad de El Babu, en el municipio de Choix, la vida diaria se ha convertido en una lucha constante por el agua. Las familias han aprendido a vivir con la incertidumbre, cargando tambos vacíos y esperando una pipa que a veces no aparece.
“Estamos batallando bastante”, resume Gilberto Berrelleza, habitante del lugar, mientras relata cómo el agua simplemente ha dejado de llegar. Las tuberías apenas sueltan un hilo cada seis o siete días, durante una o dos horas, si acaso.
La solidaridad entre vecinos se convierte en una tabla de salvación. Un vecino les provee de agua desde su noria, pero incluso eso está al límite. “Apenas alcanza para el ganado”, explica Gilberto. “Está muy difícil, muy difícil”.
La comunidad ha tenido que adaptarse a esta nueva realidad, racionando cada litro de agua y haciendo que cada gota cuente. La situación es desesperante, y la pregunta ya no es si hay agua, sino cuándo llegará.
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