Guasave | Sinaloa | En el corazón agrícola del norte de Sinaloa, la sequía ha comenzado a dejar una huella profunda. El suelo resquebrajado, el aire seco y el cielo despejado forman un paisaje que inquieta. Guasave, uno de los municipios con mayor vocación agropecuaria del estado, enfrenta una de las temporadas más críticas de los últimos años. La tierra, literalmente, clama por lluvia.
En lo que va del año, las precipitaciones han sido escasas. De acuerdo con reportes oficiales, el acumulado de lluvias está muy por debajo del promedio histórico, lo que ha provocado afectaciones en el campo, la ganadería y el abasto de agua para uso doméstico.
Los productores agrícolas se encuentran en una encrucijada: sin suficiente agua, muchos cultivos no han logrado desarrollarse, y el suelo ya muestra signos de erosión y agotamiento. La situación se agrava por el aumento de temperaturas y la disminución de los niveles en las presas y pozos que abastecen a la región.
A la par, el ganado comienza a resentir la falta de pastura y agua, con reportes crecientes de pérdida de animales por desnutrición o enfermedades relacionadas con el calor extremo. El impacto económico ya se refleja en una menor actividad comercial y en la reducción de empleos temporales en el sector rural.
En las zonas urbanas, las autoridades han comenzado a aplicar medidas de racionamiento y campañas para fomentar el ahorro del recurso. La preocupación crece entre la población, que cada día observa cómo el clima extremo altera las dinámicas habituales de vida y trabajo.
Ante esta situación, el gobierno municipal y estatal han solicitado apoyo emergente y exhortan a las instancias federales a implementar un plan de atención integral. Sin embargo, para muchos habitantes, la solución más esperada no viene de las oficinas, sino del cielo.
Mientras tanto, el campo espera. La tierra resiste. Y todo un municipio guarda silencio bajo un sol implacable, con la esperanza de que pronto vuelva a llover.
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