Por Marco López
Guasave, Sinaloa. — La Semana Santa en el estado de Sinaloa se vive como una sinfonía de tradiciones ancestrales, fervor religioso, encuentros familiares y paisajes que se visten de colores y cultura. Desde los rituales indígenas del norte hasta las playas abarrotadas del sur, la diversidad sinaloense se manifiesta con fuerza en esta época del año.
Rituales del Norte: Pascolas y Fe en San Miguel Zapotitlán.
En el corazón indígena del norte de Sinaloa, comunidades como San Miguel Zapotitlán, en el municipio de Ahome, celebran una de las tradiciones más arraigadas: los rituales y danzas de los pascolas y chapayecas. Al ritmo de tambores y flautas, los danzantes representan la eterna lucha entre el bien y el mal, una visión única del sacrificio pascual con raíces yaquis y mayos.
Los rostros pintados, las máscaras de madera y los trajes bordados a mano relatan una historia de fe, resistencia y orgullo cultural. Para estas comunidades, la Semana Santa no es un evento; es una reafirmación de su identidad.
Bahías, Ríos y Encuentros Familiares: El Alma Costera de la Semana Santa.
En la costa, la celebración adquiere otro ritmo. Las playas de Topolobampo, Bahía de Navachiste y Las Glorias se convierten en espacios de reunión familiar y alegría comunitaria. Miles de familias acampan frente al mar, cocinan pescado zarandeado, ceviches frescos y disfrutan de la música regional bajo cielos que se encienden con el atardecer.
Las lanchas cruzan los esteros llenos de vida, mientras jóvenes y adultos convierten cada rincón en una postal que mezcla naturaleza, tradición y fiesta.
Pueblos Señoriales: Celebraciones Entre Historia y Cultura.
En Mocorito, El Quelite, Sinaloa de Leyva y Concordia, la Semana Santa se vive con recogimiento y belleza estética. Las calles empedradas se llenan de procesiones y actos litúrgicos que reviven la pasión de Cristo, mientras los visitantes disfrutan de música en vivo, poesía y expresiones culturales que enaltecen la identidad de cada pueblo.
Mazatlán: La Capital del Ritmo en Semana Santa.
En el extremo sur, Mazatlán se convierte en un crisol donde convergen la devoción religiosa y la energía festiva de miles de visitantes. La ciudad porteña ofrece un contraste fascinante entre lo sagrado y lo popular.
Durante esta semana, Mazatlán vivió un intenso flujo turístico con una ocupación hotelera del 91% superando incluso la media estatal del 83%. El puerto recibió la llegada de un crucero internacional, sumando al ambiente de fiesta que se apoderó de sus playas, calles y malecón.
Sinaloa un destino con gran afluencia turistica, este año, más de 2.4 millones de personas visitaron Sinaloa durante la Semana Santa, generando una derrama económica superior a los 3 millones 200 mil pesos, según cifras oficiales. La combinación de cultura, playas, seguridad y hospitalidad hizo del estado uno de los destinos más concurridos del país en este periodo vacacional.
Una Semana Santa Viva y Multicolor
Sinaloa demuestra, una vez más, que la Semana Santa no es solo una fecha en el calendario, sino un abanico de expresiones que cruzan desde la espiritualidad indígena hasta la fiesta moderna. En cada rincón del estado, hay una historia que se revive, una tradición que se fortalece y un pueblo que celebra su identidad con orgullo y pasión.
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