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Crisis en el regional mexicano: artistas enfrentan censura y abandonan los corridos

por Fernando Fuentes
México.- Una fuerte sacudida remueve los cimientos del regional mexicano. El género, conocido históricamente por narrar historias de vida, valentía y tragedia en sus tradicionales corridos, atraviesa un momento crítico tras las recientes restricciones impulsadas por el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, que busca frenar la promoción de la violencia en la música popular.

A raíz de esta nueva política, decenas de artistas se han visto obligados a cambiar sus repertorios, limitando o abandonando por completo la interpretación de corridos, especialmente aquellos que hacen alusión al crimen organizado. La medida ha generado una enorme controversia: por un lado, las autoridades sostienen que es necesario para construir una cultura de paz; por otro, músicos y seguidores denuncian censura y la pérdida de una tradición que es parte de la identidad mexicana.

En este contexto, figuras destacadas como Luis R.Conriquez, Grupo Firme, Alfredo Olivas, Los Alegres del Barranco y Gerardo Ortiz han decidido dejar de cantar corridos, marcando un antes y un después en sus carreras.

Luis R. Conriquez, conocido por ser uno de los máximos exponentes de los corridos bélicos, fue contundente durante su concierto en Texcoco: “Ya no voy a cantar narcocorridos. Vamos a darle por otro camino, por respeto a la ley y a nuestro público”, expresó, a pesar de la reacción adversa del público.

Grupo Firme, con Eduin Caz al frente, también anunció su decisión a través de un comunicado:

“Nos alejamos de los temas violentos. Queremos llevar alegría y unión en nuestra música. Esta nueva etapa es un compromiso con nuestra gente”.

Alfredo Olivas, quien ya venía explorando una faceta más romántica, reafirmó su posición: “Es momento de componer y cantar canciones que nuestros hijos puedan escuchar con orgullo.

Necesitamos sembrar esperanza en nuestra música”.

Los Alegres del Barranco, tras el escándalo provocado por rendir homenaje a figuras del crimen organizado durante un concierto, enfrentaron graves sanciones, incluida la revocación de sus visas a Estados Unidos. “Aprendimos la lección. No volveremos a glorificar la violencia en nuestras canciones”, afirmaron.

Gerardo Ortiz, otro ícono del género, señaló: “La música debe evolucionar. Hoy quiero ser parte del cambio que construye, no del que destruye”.

Estos cinco artistas son apenas la punta del iceberg de una transformación más profunda que afecta a todo el regional mexicano. Grupos como Fuerza Regida, Natanael Cano, El Fantasma, y muchos más, enfrentan presiones similares, tanto legales como sociales, en un debate que crece día con día:

¿Hasta qué punto puede o debe regularse el contenido de la música?

Mientras algunos consideran que se trata de una necesaria “limpieza cultural” para frenar la normalización de la violencia, otros ven en estas restricciones un atentado contra la libertad de expresión y una mutilación de las tradiciones populares.

Hoy, el regional mexicano navega entre la defensa de su esencia y la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos. El futuro del corrido está en juego, y con él, una parte fundamental de la historia sonora de México.

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